En aquel lado del cuadrilátero ladrones amparados por las leyes, torturadores vendidos como gente decente, dioses que se hacen pajas para mitigar su aburrimiento, canciones que se comen la boca con mi melancolía, negras tormentas que siguen formando tempestades, asesinos que se jubilan con honores y la paga íntegra, el silencio que te regalo por tu cumpleaños, prisiones declaradas patrimonio de la humanidad, estrellas fugaces que se creen inmortales, caras bonitas con cerebros a estrenar que son modelos a seguir, víboras que escupen sus vidas despojándose de sus camisas por dinero y vividores con la pinga al aire encumbrados al Olimpo de la cultura, predicadores de paz que incitan a la guerra civil, garrapatas que chupan la sangre de los dolores encallados en los riñones, amores puros en realidad virtual, látigos negros que restallan en la espalda de la necesidad, la ignorancia hecha virtud, lenguas cortadas con silencio, puercos que dan asco hasta a la propia náusea, excrementos que son declarados monumentos, arte y artistas del vómito y la diarrea, guiadores de masas que alimentan gargajos, menstruaciones de mis recuerdos que dejan huella en compresas de papel y un perrillo lame-coños que me incordia con sus ladridos.
Arbitrando está una sensación de que todo está por hacer y el deseo enrocado y enroscado en algún lugar entre las pupilas y la mente.
En este lado del ring: Yo, con calzón a rayas, una botella medio llena, un lápiz negro y mi corazón reliado con esparadrapos.
Suena la campana…
…¡Qué empiece el cachondeo!...
Francisco Tomás Barriento Eusebio -Campofrío-
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