Cromático soy feliz
aún oscuro de todos mis desdecires;
un verso vivido y humeante
quemando los labios
y paladeándole de sal;
una andanza epitelial
pernoctada en sueño espeso
que habita el recodo de una calle
o el polvo revivido de una cortina.
Un instante abriendo brecha
entre el residuo de la mediocridad.
Abrir los ojos con un telón tornasolado
que fluye de las aceras y rezuma
explosivo desde las ruedas de los autos.
La gran pausa escurriendo por las espaldas,
peculiar acá y allá, lejos y cerca,
amamantando musas, mojando sexos,
escuchándose tan desapercibida y escultural.
Bailemos las soledades a ese ritmo plástico
como si fuésemos enrevesados cuerpos
que sólo desean enarbolar la vida
al compás de gotas índigo
e inacabables visiones.
Surjamos de la mordaza
deshilachada de tantas contiendas
y demorémonos en todos los sintiempos
que contuvimos en aquel distraído ayer sin ocurrir,
venzamos la desgana al disparate que nos urda reales.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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