Nos encontramos en el mismo camino que abandonamos hace un tiempo,
el destino no hizo trampa alguna, solo esperaba que nuestras miradas compenetraran,
entre algunas palabras, las sonrisas escapaban,
el corazón no se aguantó e hizo precisamente lo que yo esperé por años.
Gritó, gritó muy fuerte hasta que se quebró esa coraza obscura que me protegía del amor,
me tienes en tus manos y sin tocarme,
tienes mi corazón y sin amarme,
tengo tu sabor en mi boca y sin besarte,
me haces tuya o te hago mío,
te convierto en mi demonio o me conviertes en tu ángel.
Ya sea en el infierno o en el cielo,
lo que sentimos es válido,
los demonios al igual que los ángeles también aman.
¿Dejaremos que el destino nos santifique?
O ¿Nos condenamos en nuestro fuego?
Jeannette La Poeta Gótica -Estados Unidos-
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