Apagando las brasas con
suspiros se encendieron
los deseos, aquietando
las aguas con nostalgia
se enfurecieron las pretensiones,
infame el consuelo de vernos
sin tocarnos, sentir que las
palabras se besan con hambre
sin juntar nuestros labios.
Encendí la luz de la calma
y se rebelaron las caricias,
obligaron a la mirada rozar
con ternura tus labios, desvestir
con arte tus silencios, disfrutar
de la silueta pintada por tu
sombra, recorrer el paisaje
perfecto de tus gestos,
beberme tus sonrisas como
vino seductor provocando.
Apagué la tirana obscuridad
refugiándome en los sueños,
te encontré divagando en mis
intenciones, te abrace con el
fuego de mi verdad, presentí
tu insomnio besando mi ausencia,
nuestros labios eran el viento
cortejando las ilusiones,
y en la distancia nos fundimos
en un sueño, fuimos niebla
y brisa cayendo sobre el jardín
de nuestros deseos.
Encendimos el fuego
con inocentes versos,
extraviamos la brújula
del tiempo y nos perdimos
en el juego de los sueños,
dónde nos pertenecemos
sin tenernos, y nos besamos
el alma sin vernos.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
No hay comentarios:
Publicar un comentario