Silencio, que la tarde se acerca.
En silencio, siempre a solas y callada.
La tarde es la memoria de la mañana,
de lo compartido en la mesa de los
que, ni un rincón dejan sin depositar nada
y, de la soledad de unos platos vacios
sin mantel de hule ni un trozo de pan
que quedó de una anémica mañana.
Y yo…¿cómo paso la tarde solana?
Recordando las tardes tempranas,
cuando existían calles y plazas
y jugábamos a la comba, a la rueda
y los niños reían sin temor a que nadie
ni nada asaltaran sus sueños de
limpias madrugadas.
Ahora se acerca la tarde y se teme
la amanecida que le precede
cortando la respiración y las alas.
Se acerca la tarde pariendo la noche
de armas letales de desconfianza.
Ni siquiera nos miramos de frente,
tampoco a la cara.
Todo se habla a través de una máquina
sin alma, también desde
esas máquinas con premeditación
y sin razón se mata.
Todo está programado en una
mañana deslucida
y una tarde sola y temprana
quizás… en una sombría madrugada.
Juana Campos Cortés
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