Sonreía...
Sonreía sin considerar sus heridas.
Sonreía por el tener el alma tranquila.
Sonreía a pesar de los insultos.
Sonreía, incluso, si la vida no le sonreía.
Sonreía por dentro.
Sonreía y estaba dispuesta a pagar el precio por su felicidad.
Sonreía y mientras lo hacía, cerraba los ojos pensando en mostrar de una vez por todas sus alas y regresar al paraíso de donde nunca tenía que haber salido.
Sonreía por las mañanas, cuando justo su café estaba más caliente que su corazón.
José Luis Martínez Luna -México-
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