Navego un río infinito de estrellas luminiscentes,
en los hilvanes plateados,
de una luna efervescente,
en la niebla inefable de los pájaros celestes.
En la magia de una noche,
avisora de mis voces,
avisto los mares secos,
bajo sus olas calladas,
bajo la espuma y la riada,
recovecos de la historia,
y mi luz enamorada.
Bajo la boreal del norte,
sobre la “juncia”de plata,
se reflejan las estrellas,
donde duermen zarigüeyas,
y se siembran alfalfares,
en la ribera dorada,
a la luz de los trigales.
Navego sobre mi río,
en la canoa del tiempo,
y en mágica madrugada,
a la luz de mis auroras,
mis linternas son farolas,
etéreas del infinito,
oraciones en derroche,
bajo el toldo de los cielos.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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