lunes, 11 de junio de 2018

A VECES, HAY SILENCIOS


Me da miedo el día.
Sé que detrás vendrá la noche,
con sus sábanas blancas,
con su techo de encaje
y en cada lunar dorado…
un te quiero dormido
que me alumbra misterioso.
Y, al prender de nuevo el alba,
tus pupilas me asombran
yaciendo en las mías
bajo torrentes de lava.
Observo entre nubes, difusas,
tus palabras y miradas de deseo
que, tanto me dicen y…
a veces, tanto me callan.
Sentada a tu lado sonrío
escuchando cantar a los juglares
alfombrando el campo de rosas y
de hierba con sus espigas doradas.
Ya no me atormenta el día,
sólo me lesionan las negras sombras…
que siguen la senda equivocada.

Juana Campos Cortés

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