Mirando tus ojos bellos
tus labios acariciando,
al cielo vamos viajando
llevados por tus destellos,
provocados por aquellos
movimientos ondulantes,
tus gemidos excitantes
son la música perfecta,
y la forma más directa
al unirse dos amantes.
Mis manos en tus caderas
en tu hípica posición,
sobre mi corcel de acción
y sobre el cual tú te esmeras,
yo sé que nunca quisieras
que tu viaje terminara,
que tu placer se alargara
y el tiempo fuera infinito,
y que ese placer descrito
para los dos no acabara.
Sobre el corcel de fuego
donde tú quieres imperar,
ese sublime cabalgar
como delicioso juego,
tú no dejas para luego
mantenerme aprisionado,
en tus muslos apretados
sobre tu cabalgadura,
se destaca tu hermosura
sí al éxtasis has llegado.
Roberto Batista Pargas -CUBA-
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