La excelente novela Montecristo es, posiblemente, una de las mejores obras del escritor de lengua alemana Martin Suter, nacido en Zúrich en 1948. Expone con amena lucidez los criterios que puede manejar el poderoso “Señor Don Dinero” en países de amplia geografía y panorámica histórica. Dentro de un realismo cubierto de ficción, que envuelve, con acertada diana y esmero literario, las negras y pestilentes aguas de los alcantarillados financieros y su conexión con los los poderes establecidos. Una tensa novela negra cuyo suspense llena de tiesuras la trama y telaraña dramática de este género literario. Su lectura nos plantea el interrogante de si hablar o callar sobre el volcán de las finanzas. Callar significaría ser cómplice de lo que todos sabemos y padecemos diariamente.
El tren de la tarde de Zúrich a Basilea tras la jornada laboral, se detiene súbitamente al pasar por un túnel, entonces se descubre que uno de los viajeros ha debido caer a las vías del tren. Ninguno de los compañeros empleados de la Banca de Zúrich que viajan habitualmente, echa en falta a uno de sus compañeros. Precisamente el más cualificado y, tal vez, el protagonista de tan amargo como desagradable suceso. Pero resulta que uno de los viajeros es un periodista free lance de la televisión, Jonas Brand, que con su cámara en ristre entra en acción en el vagón restauran donde se encontraba el ausente, Paolo Contini. Y lo que menos podía pensar nuestro noticiero, es convertirse involuntariamente en protagonista de un hecho que le llevará hasta las mayores alturas. Todo por rodar algunas secuencias cuando el tren se ha detenido súbitamente por una persona que ha caído del tren, que no es otra que Contini, ¿Suicidio o descuido? La víctima era un agresivo y sobresaliente agente de Bolsa, versado en todos los manejos de ese mundo.
Este caso del tren podría haber quedado como un suicidio más. Pero nuestro periodista Jonas Brand de regreso a casa, al pagar a la limpiadora de su apartamento sus haberes, se encontrará dos billetes de cien francos suizos con idéntico número de serie. Claro que si uno de los dos billetes hubiera sido falso el asunto sería de una importancia mínima. El caso curioso es que se encuentra en poder de una misma persona, que al consultarlo en su banco le afirman que ambos billetes son legales. ¡Silenciosa alarma! El caso va subiendo de altura y creando serias preocupaciones en el mundo de las finanzas, siempre bajo la sospecha de lo ilegal dentro del suspicaz mundo de las fortunas a niveles celestiales.
Así que la ficción que se narra en la novela Montecristo, adquiere situaciones de mucho calado. La secuencia descrita con la muerte en un tren, pasa a mayores por la dichosa coincidencia de dos billetes con la misma serie y en manos de un periodista que viajaba en dicho tren. El mismo que como periodista profesional sueña con dirigir la película de su vida con el título de Montecristo. Decide correr el serio riesgo de no encogerse de hombros, máxime cuando recibe la sorprendente y sospechosa oferta económica y medios para poder realizar su sueño de director de cine. Todo esto estando por medio el interés y miedo de los principales bancos suizos metidos en el ajo. Las consecuencias en caso de convertirse reales las suposiciones, serían incontrolables y terribles. Entonces surge la pregunta del deber de decir la verdad o la conveniencia de callar verdades improcedentes, cuando esta carambola de la vida se plantea con todas las posibilidades como una cuestión de Estado con repercusiones allende de las fronteras. En resumen, una novela de la serie negra magistral en la que Martin Suster vuelve a mostrar su maestría literaria y que ambientada en el mundo de la banca, nos muestra hasta qué punto es un castillo en el aire.
Francisco Vélez Nieto
Publicado en mundiario
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