No sabré de él
de ese niño llamado Gabriel,
tierno y cariñoso,
de su madre afectuoso.
Unos días, yendo con su padre,
no sé, si se despidió de su madre,
aunque fue la abuela
la última en ver,
pero nada se pudo hacer.
Una mujer,
si es que así se le puede llamar,
fue a acontecer
y de su familia separar.
Pero a esa mujer le digo,
que sirvo de testigo,
que Gabriel te está celando,
y desde el cielo, está actuando.
No saldrás impune de un asesinato,
como dice este relato,
pues cuando salgas a la calle,
no podrás hacer que la gente calle,
pues fuiste muy ruin,
y contigo quieren poner un fin,
a una serie de crímenes
y que de quitar una vida,
no sois quiénes
Habéis despojado de mi alma
todo lo que he querido,
al menos sé que está en calma,
por todo lo que ha sufrido.
A ti, que te ahorquen,
que no te den vida en prisión,
pues no quedaré tranquilo,
hasta que pidas “sumisión”,
porque no te doy el perdón,
ni jamás te lo daré,
solo quiero verte morir,
entonces, mis manos frotaré,
pues se habrá cometido justicia,
una justicia que pido tan dentro
que no tengo remordimientos,
y que la espero en cualquier momento,
pues no mereces vivir,
ni en prisión ni en tu país.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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