Me muevo por impulsos,
alguna vez, por el corazón.
No suelo alcanzar las nubes
utilizando la razón.
Entre el sol y las sombras
transporto mis sueños,
juntos, de dos en dos.
Iluminando va mi cielo un
mar de estrellas: brillo y color
Estrenando algún lucero
noches eternas de pasión.
Entre día y noche canto una
Zambra que brota de la imaginación.
Bailando me vuelvo mil lunares
acariciando una bata de color.
Rozan mis manos la tierra,
evocando la historia de un amor.
Acariciando van los cantes la
garganta… son lisonjas en una voz.
Alborotando van entre volantes
niños y algún ruiseñor.
Junto a la ribera del sueño
una laguna crea el leñador.
Alborada que se sujeta en las
nubes blancas de algodón.
Alguna vez suelo soñar despierta
cuando por el horizonte despunta el sol.
Atriles y batuta de fantasía
componen una canción: eres tú
quien canta, también lo hago yo.
Osadía de la vida que espía los
suspiros que llevo en mi interior.
Cada noche me detengo y
escucho tu pálpito en mi interior,
retengo tus besos en mis labios
tú eres y serás mi inspiración.
Éstos son mis impulsos
cuando acaricia la razón.
Siempre y, a pesar de todo,
existiremos… en la misma canción.
Juana Campos Cortés
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