Ya es de noche,
aparco el coche,
me acerco a mi hogar
y comienzo a cenar.
Después de una dura jornada,
no quiero hacer nada,
solo sentarme ante el televisor
o escuchar el transistor.
¡Si! Algo relajante,
que mi cuerpo lo aguante,
pues ahora esta resentido,
y oigo algún que otro crujido.
Entro en la bañera,
con vistas hacia afuera,
con una copa de vino,
veo como se recoge la gente,
siendo el destino,
de la gente corriente.
Otro coche para en la acera,
mis ideas no están certeras,
no se quien puede ser,
el que me viene a ver.
Miro por la mirilla,
veo una rosada mejilla,
con una sonrisa picarona,
es una vecina de la zona.
Le grito “un momento”
mientras una bata encuentro,
la recibo con la puerta abierta,
me dice “soy agente encubierta”,
que “corro peligro de vida”
“si no entro en seguida”.
Sentí que me mentía,
pero si fallece, me arrepentiría,
la hice entrar a una habitación,
donde tenía mucha guarnición,
que si oía algún ruido,
que no perdiese los sentidos,
se quedara quieta donde estaba,
pues ahí nadie entraba.
Quien lo hacía cambiaba su suerte,
y se encontraba con la muerte,
pues había una boa gigante,
que te desnucaba al instante.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
No hay comentarios:
Publicar un comentario