Anoche lloré como un niño,
lloré por tu falso amor al ciño
cuando a la vuelta de tu propia casa,
María, me robaba tu cariño.
Contumacino eres mi amado ingrato,
anoche, yo estuve como masato
fermentada con espuma y amargura,
con tus sendos engaños y maltrato.
Con tu oloroso pañuelito blanco
lágrimas en mis ojos sequé al tranco,
cuando caminaba a casa, lloraba;
diste dulce beso, a tu peliblanco.
De tristeza y angustiada me embriagué,
con chicha de jora, yo renegué;
era tu maldito efímero amor.
¡Contigo, yo nunca me casaré!
Eres divino pero mentiroso
como niño travieso y muy enfadoso,
ya no quiero perder tiempo en tu juego,
que lo tuyo y lo mío es muy dudoso.
Contumacinito, has llegado tarde,
lo nuestro es piedra dura, seca y no arde.
Ya es tarde para mi amor darte y amarte.
¡Ya encontré otro querer y sin alarde!
Te pido nunca la hagas llorar, si la amas,
llévale flores rojas, prende llamas,
que el amor es hermosuras y sonrisas
y no los lamentos que tú, me exclamas.
Rosa Elizabeth Chacón León -Perú / Estados Unidos-
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