Se va cerrando el día,
me siento sola frente
al mágico ocaso.
Sola, con la soledad
a mi espalda, cargada,
como si fuera un saco.
En él está la hojarasca
que los árboles de un otoño
me dejó de regalo.
También la ropa vieja
con la que paseaban las sombras
por el verde prado.
Me desharé de ella
antes de llegar la mañana
con el sol y su primer rayo.
No sé lo que quiero o espero,
me siento cansada y sola.
Quizás me han desahuciado
de poemas y de versos
que, en mi alma llevo aún,
con suspiros hilvanados.
Juana Campos Cortés
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