(soneto blanco)
Anhelé ser el aire que respiras
para entrar lentamente por tus labios
y salir en los ayes de tus poros
que envuelven el amor que en ti hoy nace.
Anhelé ser tu sólo pensamiento
y ocupar por completo tus sentidos,
para que ello formara un blanco halo
con el brillo que cándida reflejas.
Anhelé ser la sangre de tus venas
que recorre tu cuerpo día a día,
removiendo silencios con quejidos
alumbrando de amor la oscuridad.
Anhelé ser deseo y lo logré,
hoy al fin, de mi vida formas partes.
Patricio Gonzaga
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