...siento el calor de tu boca y lengua,
el roce de tus dientes y esas manos forajidas que a rienda suelta recorren todo sin prohibicionismos,
muerde mi barbilla otra vez y apriétame a tu sonriente deseo, no importa,
la calle,
autobús,
taxi,
parque o lugar sin dirección;
no importa los mirones o lo que piensan de los dos,
ten claro que a este mundo desordenado lo ordenaremos en este instante haciendo el amor en cualquier posición...
Kelvin Calderón -Ecuador-
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