martes, 14 de junio de 2016

NO HAY QUE TEMER A LA NOCHE


No temo a la noche
pues el asombro que desborda
un cielo denso en tinieblas
no oscurece la calma
El cántico de la fauna nocturna
al compás de un ennegrecido azul
llena el aire con su armonía
hay fulgor en las estrellas
Ella se apodera de la habitación
refleja en el cuarto sus sombras
un confuso aire en el espejo
figuras difusas en paredes
Un cuerpo anhela el descanso
tras el cierre de sus ojos
un mundo de ensueños le espera
se liberan pasiones y miedos.

Angel Luis González

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