El sol
en refucilos de fuego caía
sobre el cartón y el zinc
ajeno
ajeno al corazón del niño
que en un averno en una pieza de dos por dos
en un lugar sin nombre y sin orillas
en un lugar despiadado
en un lugar de la tierra donde el nylon se hace flor en el barro
y el agua jabonosa es un río maloliente
el niño crece un niño crece
mientras en el rostro de su padre
la sombra dibuja el espectro de los
caballos que murieron de sed en el diluvio
la sombra del miedo de la rosa
la sombra del pan
el niño ve
el niño ha visto a su padre
mirando el chaperío
los ojos desprendidos del cuerpo
buscando el cielo
el niño ha visto
por eso cuando su padre amaneció
con los ojos en blanco y un pétalo rojo le pintaba los labios
él supo que era tarde
que la pena guardada se iba hacia la nada
como un barquito de papel
cuando la lluvia cesa
después
vio que a las palomas
les crecían espinas en los ojos
tenía trece años estaba en la calle
mirando el cielo
la bolsita de pegamento apretada en la mano
como si fuera aún la taza de leche
tenía los ojos verdes
pero el desamor es un lobo con hambre.
ERNESTINA ELORRIAGA (Córdoba-Córdoba-Argentina)
Publicado en Gaceta Virtual 114
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