En época de adviento te adivino.
circundadas por un júbilo de alas,
Se columbran navíos entrando a las hospedarías del océano,
Entonces bajamos por noticias a los embarcaderos.
Imposible conseguir de ti una gavilla.
Que fuiste un óleo de desquicio bajo las lunas de Coimbra.
Que ibas húmeda de llamaradas sobre la cubierta del alba.
Que eras trágica entre torres como esclava mora prisionera.
En época de adviento te adivino, huyes de los lienzos,
Vienes volando a estrellarte contra los vidrios de mi pecho.
Sólo la calle Conde de Peñalver,
De tarde en tarde goza desde sus balcones
El poder de tus signos y tus sueños:
Tu cintura, tu bufanda, tu peinado,
Tu pantorrilla de luna presurosa.
Fuimos guardando para ti:
Estrellas en los silos
Pavanas de cristal
Tiendas para soñar brillantes sajaduras
Seres de luz
Aromas de un azul intenso
Todo lo fuimos guardando para ti.
Hasta que de tanto, como si todo fuera agua,
Y se hubiera cansado,
Abrieron la puerta y se hicieron a la mar
Del libro El beso que nos escribe sílabas blancas de Wilma Borchers Carrasco -Chile-
Publicado en La Biblioteca
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