Sólo así, repudiando olvidos bajo el presentido roce de tu boca, alcanzo a vestir las desnudas horas de los días sin sol para pedir sitio en tu cama, para mis madrugadas.
Solo así puedo armar caricias nuevas, darle forma, sin escusas, asegurándome las manos del miedo al hundir los pies en nuestro abismo.
Maria C. Paz -Reus-
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