"Ya bebiendo en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas."
(Luis de Góngora)
Ay, poeta,
qué azules las palabras que me engalanan,
exquisitos signos con rumor de agua,
cercanos de luz,
limítrofes de tacto en la mirada.
Ay, poeta,
qué carmesí mi nombre en tu boca
como amaranto naciente que se abre,
en medio del bosque sombrío.
Tus manos, ellas,
ay, poeta,
son las que escriben,
-desde el silencio de la nochecautivas
de una luna imperfecta,
que clama epístolas de seda en mis sienes,
y alcanzan y explosionan,
y fondean,
cual surco desbrozado por la lluvia,
que añora ese azahar
que las evocaciones
le conceden a la tarde,
cuando guarda en su memoria,
las azules palabras que me engalanan.
Rocío Biedma (Jaén)
Publicado en la revista Aldaba 30
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