Exponerse.
Pero exponerse. ¡Exponerse!
Con la cara al guante,
con la mejilla hinchada
y la quijada rota, infectada.
Y al pie de la otra mano,
la otra mejilla.
Exponerse al no.
No se puede,
no puedes,
no te subes,
no quiero,
no me gusta,
no sabes,
no eres bueno,
no sirves,
no eres apto,
No, no, no. ¡No!
Y a pesar de todo esto
volar la cara al cielo
espejear sus ojo con los míos
y responder con una sonrisa
y decir, con voz educada.
Gracias.
ANGEL VERA
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