Tañen rotundas las campanas
animan a admirar la esbeltez
de las torres que asoman
sobre la plaza precediendo
las copas de las araucarias;
a veces, la tarde transcurre así,
alejada de mayores atractivos
más allá del golpe contra el bronce
de un inaplazable badajo.
Leonilo Molina Ramírez
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