Resguarda innumerables memorias.
Sabe del polvo, la inmovilidad y la polilla.
Desearía permanecer con sus cajones
y puertas cerradas que, muy a su pesar,
serán abiertas una y otra vez,
mudado su orden, despojado de viejas prendas
a las que ya se había acostumbrado.
Será necesario entablar nuevas relaciones
con desconocidas camisas y corbatas.
Tan cargado de recuerdos que un día
deseará convertirse en fuego
y cenizas luego.
Tal vez uno desee morir
cuando ya no soporte el peso
brutal de sus secretos.
RUBÉN HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
Publicado en Ágora 13
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