viernes, 17 de junio de 2016

A CUATRO PATAS


Si de la lógica dependiese ya no habría dos sin tres del rojo y el azul proviene el morado. Tal vez por su ausencia en el medio natural, es un color que comúnmente se relaciona con el misterio y la magia, y con la vanidad, la extravagancia y el individualismo. También es el color de la espiritualidad.
Durante la historia ha sido un color utilizado por la realeza y las personas de alto rango de muchas culturas, y es por ello que es relacionado a veces con la lujuria.
Tal vez el morado dé la sorpresa, no lo creo, que la lógica no es madre de la sorpresa.
Cuatro patas para un banco que se dedican cada una a desestabilizar a las otras tres. ¿Cuándo se ha visto?
El desarrollo económico y el progreso social dependen de la competitividad, pero la competitividad está relacionada con la innovación cultural y la capacidad de aprender a aprender. Y el entorno que estimula la capacidad de aprender solo se puede consolidar a partir de una apuesta estratégica y sostenida por la comunicación democrática, la cultura, la educación y la investigación. Pero no creo que de aquí a las elecciones oigamos hablar mucho de todo esto. Pueden estar seguros de que se hablará más de Venezuela que de cultura o educación.
De atrás nos viene mangar por real decreto, que la manga es ancha y todo se sostiene en el neoliberalismo que transformó las patas en pilares. Pensábamos que malos eran dos, pero peor es cuatro, número gafe en muchas culturas. Aunque cuatro por dos hagan ocho… Cabalístico dígito, signo del poder, la habilidad ejecutiva, la gestión, poder material y una tendencia al sacrificio pero también a no tener escrúpulos. Habilidades políticas, experto en manejar el poder y la autoridad, trabajan por causas y por alcanzar el reconocimiento, capacidad de decisión y mando.

MIGUEL CAMUÑAS

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