Aún quedo ensimismado en tu mirada
transitando en las pupilas de tus ojos,
evoco tus pómulos como amapolas
me tintinean mis ojos por tus recuerdos
Tu penumbra yo la contemplo en mi espejo
al cegar mis ojos tu imagen regresa,
viendo venir tu rostro de lo infinito
y un tintineo en mi corazón me llega
Me diste la luz de la vida suprema
milagro en mi pasado y en mi presente,
hoy quiero dejar plasmar en este poema
que ni un instante dejaré de quererte
Mis palpados van agarrando mis lágrimas
tu ausencia me reclama y van brotando,
no aprendo madre vivir con esta ausencia
soy rama rota y de tu árbol estoy colgado
Madre aún invoco tu afectuosa sonrisa
se me ahoga mi garganta por el llanto,
por ubicarte en la otra parte de mi orilla
madre atesoro aún tu lírico canto
Madre tu doctrina la llevo a buen puerto
ni siquiera un instante dejo de pensarte,
nací de ti por tu sangre y por tu cuerpo
por eso no puedo dejar de quererte
Tú me enseñaste a caminar y a vestirme
aprendí a comer a ser hombre de provecho,
me enseñaste que no debo de hundirme
pero nunca aprendí a llevar este hecho
Madre tú fuiste quien me curó mis heridas
pero ésta no puedes curármela. Madre,
si yo sigo siendo aquel niño todavía
hoy siendo mayor sentí irme de tu vientre
Manuel Morales Arquillo -España-
No hay comentarios:
Publicar un comentario