Mirándonos en el espejo
vemos como la vida pasa,
con todos nuestros recuerdos
se observa como la piel se aja.
En los surcos de la piel,
con emoción se refleja
el tiempo pasado. Los buenos
momentos y vendavales pequeños.
Los surcos son el saber,
de las experiencias vividas,
que en el cuerpo se van señalando
todas las etapas que atrás van quedando.
Los tiempos han cambiado
y no se sabe qué hacer, para ser
siempre joven y nunca envejecer.
A los pliegues de la piel hay
que admitirlos con ilusión.
Es señal de vivencias y es un
orgullo poder tenerlas.
Muchas personas, no quieren ajarse,
queriendo estar siempre jóvenes,
aunque el tiempo pase.
Para gustos se hicieron los colores,
y cada uno que lleve su color preferido,
tanto estiran el elástico, que no se pueden
ni mover, y la risa es tan bonita que ni eso
se puede hacer.
Es la generación del botox, hay quien piensa
que con él la belleza está segura.
Cada arruga es un tesoro escondido,
cada una tiene su crónica de todo lo vivido.
Joaquina Oliva -Madrid-
Publicado en la revista Arena y cal 217
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