El cuerpo nos dio
un génesis |
una vida con mano de altar |
un sendero
con voz de fruta en la meza
que nos hace caer
al apego y al cuerpo
donde la sal parece
un reloj que marca el apetito.
Nos salimos del hambre relentes
al tejado de la angustia
con los dientes caníbales,
¿porque? la desesperación
de no comer es una botella vacía.
Lo sabemos..,
augustos de la sucursal del hoy,
el ser resurge magro de anhelos
y apetitos.
El ser con cosmos y sin cielo
de piedad.
Con esto, el deber,
el cetro del que camina
como un río silente,
más el confín del hambre le condensa a ser piedra.
El hambre es peor que la envidia,
su auge de fervor nos acahé
como una raíz desesperada,
el hambre nos deshoja un capital
de pestilente suceso,
un atroz apetito
| que yace | como un ladrón acechado y callado,
los adentros sin alimento
en el erial del estómago
piden semilla, aunque afuera
el día cansado despide
el medio-día galvanizado
de horas y gente.
El dinero no cura el hambre,
hay demasiado dinero en el mundo
y demasía de hambre.
La realidad es que.., los que tienen hambre
buscan comida
y los que tienen dinero
buscan bancos
para darle una muerte lenta
al papel
en la bodega con firmas y tinta.
¿Que ironía?
ES MAS IMPORTANTE los papeles con firmas
que la humanidad misma,
piensa en eso
cuando tengas hambre.
Belén Aguilar Salas -Costa Rica-
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