La mirada atrás,
recelosa de traiciones pasadas,
de futuros que nunca llegaron,
de senderos viles,
intransitables,
empedernidos.
Arrugas que surcan los caminos,
desmanes,
como poco,
recordados,
acariciados frutos del deseo,
de ese deseo,
tupidamente insatisfecho.
La mirada atrás,
puesta en el alma de la nieve,
en el frío candente de la vida.
En el reguero rojo y floreado
hay un sol que derrite el hielo,
hay una impávida luz
que cubre la esperanza,
hay un baño de fin...,
y de principio...
Julio García del Río
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