La línea recta, la palabra clara,
la escena contagiada de armonía,
agonizando van y, en rebeldía,
la maraña sus códigos prepara.
En lo complejo y radical se ampara
el canon de belleza, travesía
del clásico al barroco, fantasía
de pámpanos, racimos y algazara.
Sencillez y elegancia sucumbiendo
a la ampulosidad, y en el estruendo,
naufragando la voz del madrigal.
Pomposidad febril de Churriguera,
frente a la placidez que Juan de Herrera
plasmó en la austeridad de El Escorial.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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