Dime donde está el tesoro
que necesito esas viejas monedas
para comprar un jardín marinero
donde pasar contigo todas las noches
bajo la luz de las estrellas.
O tal vez será mejor comprar
un antiguo faro en la costa gallega
para cada amanecer ver salir
el sol sobre las inquietas aguas
del bravo mar cantábrico.
Si no hubiera tesoro, ni monedas,
acabaría paseando por un parque
público entre niños que juegan
o señoras que pasean sus perros
o jubilados que se calientan al sol.
O tal vez pasearía por la orilla
del mar dejando huellas en la arena,
que las olas besarían repetidas veces,
siguiendo a una inquieta gaviota
que esa mañana no tendría ganas de volar.
Para que quiero un tesoro,
ni monedas de plata,
si vivo en un pueblo blanco
que día a día calienta el sol
y de noche se besa con la luna.
JOSÉ LUIS RUBIO
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