Yacía alrededor
esparcida una ilustre palabras
cubierta de besos,
gentil componía
una frase infeliz
demonio de gloria infernal
unida a mi alma,
mi talento sensible
prodigo en olas de esperanza,
tu gran virtud atrapada
en un despiadado suplicio
sostenido solo en tu pensamiento.
Encamina y márchate
con tus privilegios,
me traen un violento aire
paradoja húmeda del llanto
refreno a mi vergüenza,
este breve desnudo tuyo,
columna de deseos
me embriaga,
tu posees mi mundo
ten plena confianza,
apremio por necesidad
que amaine el temporal,
modifique nuestras naves,
mi proa desaparecerá de tu cubierta
cuando algún sultán aparezca,
arruinado profesaré la huida,
el trono que creí me pertenecía,
al desaparecer
varios jinetes imaginarios
que conduzcan mi cadáver,
a un vendaval sinuoso
que nos borre sin compasión,
amputadas
mis heridas en lágrimas,
envenenadas
por una ventisca que me asfixia,
contemplare
con respeto este momento,
desgarrado, afectuoso y fiel
te dejaré mi nombre escrito,
mis mutiladas fantasías
y dejaré que me robes toda mi vida,
para ti guardaré mis poemas
cauces de rocío clamoroso,
para ti el alma
para ti mi corazón
con la vida entera
y ningún beso,
ya no existiremos en nuestras locuras
nos borraremos con un verso,
Esas palabras son,
la cólera de una confesión
el adiós de un ruiseñor.
García de Garss
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