En la vieja estación, a la hora de la bruma, pasa la soledad; va, solita, sin brisa, viento ni tempestades, hacia los cuatro extremos del mundo. Los sueños descansan en regresos y puntos de partida. Quietos y sueltos en su larga noche.
Del libro "33 papelitos y una mora horizontal" de
José María Pallaoro -Argentina-
Publicado en la revista Poesía del mondongo
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