jueves, 29 de mayo de 2014

VENDERNOS LA MOTO


Las últimas mil motos que me vendieron cohabitan con la inclemencia de mi memoria.

Encriptado ante el poder me como con un palillo y un vaso de agua un mamut de las finanzas.

La persuasión invisible es para mí como una araña flotando en un fregadero de flatulencias.

Nos controlan, me controlan, nos vigilan, me vigilan, mil novecientas ochenta y cuatro veces.

Lo diré siempre, todo está bajo control, todo comprado y vendido.

Confiemos en que el tío Sam no cobije nuestra sombra y que no nos convierta en un bidón de viento.

Huyamos del miedo de la realidad de los demás, porque los otros seguirán vendiéndonos la moto.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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