La noche me trae el sueño que de día no reflejo,
los miedos que no empujan adelante,
los silencios que en la cabeza se hacen ruido,
los próximos que siempre están distantes;
la ausencia de aquellos que se fueron hace años
por la sombra y muy deprisa para no pagar los daños.
Los pasillos que llevan a ningún lado,
la magia de las damas que no conocen
de bastones ni galeras,
los besos de las feas que te llevan hasta el cielo
sin sacar los pies del suelo;
la angustia de los parpados en celo,
el velo del amor en noches buenas
y el llanto de los que se esconden en la espera.
Leandro Murciego
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