miércoles, 21 de agosto de 2013

SEPARADO

Está separado y con el brazo
aprieta los hombres de su hijo.

Su mujer tenía los ojos
de bruja loca y buena.

Él, cuando se rompe un electrodoméstico
en la casa de ella, lo arregla siempre.

Ella es un mundo triste y ajeno
el cumple años, agazapado.

Entonces, un taladro exculpe
la pubertad del hijo.

La ex mujer,
el ex marido,

No tienen vacaciones
de sí mismos.

El hijo prefiere cenar
con el ruido del televisor del padre.

El silencio es una ramera
que no comprende.

El hijo tiene hombros de deportista
el padre no recuerda

los ojos incomprensibles
de la madre que renunció.

Mientras, en los soportales de la plaza del pueblo,
alguien pinta cuadros colmados de terapia.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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