miércoles, 7 de agosto de 2013

ENREDO DÉCIMO

Vagando por los senderos del sueño
sentí que un cante nacía
con los ojos bien abiertos.

Amaneceres de helado llanto
escapaban de unos labios
de atardeceres cargados.

La guitarra, cuando la voz callaba,
salpicaba notas de plata
que hacían cosquillas al alba.

Unas manos inquietas dibujaban
en el aire un abanico
de imágenes extrañas.

Vagando por los senderos del sueño
vi que un baile nacía
con los pies pegados al suelo.

El revuelo de la bata
de cola fue lo último
que soñé que yo soñaba.

Del libro Enredado en cantes de JOSÉ LUIS RUBIO

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