Para intentar comprender
el sentido de la vida,
el hombre busca el principio de todo
e inventa nombres,
arqueología,
antropología,
teología
sin saber
que la esencia del buen vivir,
la encuentra en una mirada inteligente,
un recuerdo imborrable,
la sonrisa de un niño
o el anhelo de poseer a la persona amada
mientras el olvido se diluye como alas de espuma.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
martes, 20 de agosto de 2013
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