domingo, 22 de julio de 2012
CUESTIÓN DE INTERPRETACIONES
Recostó la cabeza sobre la almohada y cerró los ojos. Su respiración se hizo más y más lenta, hasta que cesó por completo. Estaba muerto. Sus seguidores, que sólo veían el cuerpo relajado de su patrón, se limitaron a escribir en el Gran Libro que darían a los hombres: “Y al séptimo día, descansó”.
Francisco J. Segovia -Granada-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario