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EL HOMBRE ASOMADO AL MUNDO
El hombre, asomado al mundo. Atrapado en su memoria, cómodo, vacío, medio muerto, medio vivo; doblegado. Parado, desahuciado, mirando a un horizonte que no quiere creer que viste de negro. Calla el hombre. Allí, a lo lejos, ve necesario apedrear las puertas del cielo, pero no lo hace. Lo tiene todo controlado, no hay que temer, el miedo es de cobardes. Un político ciego (o cegado) lo vigila. El hombre asomado al mundo intenta dar un paso. No se atreve. Pensar duele. Pensar cansa. El político le lleva una limosna de ventaja. El hombre su hunde un poco más y espera. Espera, espera, espera, espera, espera...
PUBLICADO POR
ENRIQUE ROJAS GUZMÁN
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