Una lágrima resbalaba por mi mejilla mientras escuchaba la conferencia que daba el mejor amigo de mi padre a favor de salvar al pato crestudo. Mi hermano me miraba extrañado, yo iba a este tipo de actos por obligación y el verme tan “implicada” le olía a cuerno quemado. Nadie sabía el verdadero “life motive” de mi dramática escena pro zoológica, que realmente nada tenía que ver con los patos y todo con mi inminente desahucio. Mi doctrina vital, no me permitía rebajarme para pedirle ayuda a nadie, ni siquiera a mi familia, compuesta por los más prestigiosos abogados de Madrid. La imagen del ave casi extinto me miraba con prepotencia desde uno de los posters expuesto, “hasta yo estoy en mejor situación que tú” parecía decirme. Yo continúe sentada dignamente entre el público esperando que mi habitad siguiera ahí para mí un poco más.
AZAHARA OLMEDA
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