¿Cuándo se acaba el rencor? ¿Después de haber hecho daño a quien nos lo hizo a nosotros anteriormente? ¿Qué nos ha de demostrar para así recuperar nuestra confianza?
A veces, el rencor no se transmite con palabras, es en las miradas donde se encuentra la espina del resentimiento, en los silencios, en los pequeños olvidos, en las miradas no miradas, en los suspiros cansados. Perdonar no debería ser olvidar. Olvidar es no volver a recordar.
Perdonar es recordar lo fuerte que fui al aceptar los errores del otro, admitir que a pesar del daño comprendo lo débil de nuestro carácter y que gracias a mis valores he aprendido a quererme a mí y así dar una segunda oportunidad, no sólo al otro, sino también a mí mismo y de esta manera ser más fuerte y más feliz.
No lo olvides, olvidar es dejar que lo aprendido no me sirva. Perdona y lo aprendido te ayudará a no tener que ser perdonado.
Publicado por
MARÍA JOSÉ BERBEIRA RUBIO (Castelldefels) en su blog dondehabiteelolvido-airama
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