El hecho comprobao es uno: tu fidelidad
a lo elemental y puro.
De otro modo te digo: la decencia,
el sentido auténtico.
Tu fueye y tu ternura goteada
-pas de intermezzo- la sostenida frecuencia
de La Cachila brava
y el barro total de Argañaraz, venido
de la inútil esquina de la revancha.
Ahora que todo es así, de una manera
y una junada vida rinde saltimbanquis
-y la Mihanovich piensa-
y es de petizos circulares la cosa,
tu tango, falopa que encelesta
de barro auténtico el mundo de la rosa
se escracha como un salivazo
en los espejos que enviudaron.
Del poemario “La Musa Mistonga” de
Julián Centeya (Editorial Freeland, Buenos Aires, 1964)
No hay comentarios:
Publicar un comentario