miércoles, 6 de julio de 2016

NO MUEVAN LA DIOSA


Así escribe el “poeta”
Al albor de una mañana celeste
la atmósfera sudaba
lágrimas de llanto, que cubrían
el parque de las araucarias.
En el centro de la ciudad,
allí hay una deidad tallada en piedra
llamada la “diosa chía”
en esa mañana y a esas horas
de la nada, una grúa apareció:
con obreros y obreras
todos a trabajar;
con cadenas y grilletes
abrazaron a la diosa,
pues la iban a remover
de aquel lugar.
Salió el gamonal gritando:
¡No muevan la diosa!
Salió el lotero gritando
¡No muevan al diosa!
Llegaron los de la hoz y el martillo
diciendo
¡No muevan la diosa!
Llego el “chaman” y dijo:
Si mueven la diosa
una maldición caerá,
esta ciudad inundada quedará.
todos se miraron
y como estábamos en sequía
gritaron: ¡muevan la diosa!
llegó el mimo
ése no dijo nada.
Llegó el cuentero
y todo lo escuchó.
Los presentes
con lágrimas y llanto
mojaron la diosa
¡El mundo se iba a acabar!
Le hicieron fogatas,
vigilias y alboradas
e imprimieron un pendón
que decía: ¡no muevan la diosa!
Al final movieron la diosa
y la sequía siguió.

Roberto Hernández Zabala -Colombia-

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