No es dolor lo que manifiestas.
Sino silencios,
que desembocan en las máscaras blanca y negra
sin hacer ruidos.
Tal vez,
porque detrás de tu historia
hay un pasado muerto.
Insondable experiencia
que se arrastra por las venas a velocidad sangre.
O por las esquinas del tiempo,
donde los recuerdos se tallan delante de los ojos.
Por ello,
has descifrado el modo de vivir.
Y lo amarás después del alba,
y cada vez que los pensamientos comiencen a pendular
por los dinteles de las noches.
Sin importar
que sea debajo de la luna creciente,
desde su leve resplandor.
Pero sobrevivirás.
Y podrás pincelar el alma con tintes combinados,
hasta que las nostalgias
se dilaten
lentas.
Fabián Irusta -Argentina-
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