Al otro lado del espejo se encuentra
la máscara que escondo a diario,
metáfora de una vida avergonzada,
murallas donde los cuervos graznan
y me olvido de ser callejero,
donde el viento me recuerda que
mi piel, se olvidó de los abrigos,
reflejos de lo que fui y no quise
ser, fui amado como un tesoro
no habido, más me gusto aquéllo
que alguien me dio para ser feliz
en otro mundo, dibujé sonrisas
y hablé con tantos que olvidé
sus rostros, cuando el temblor
de mi cuerpo se volvía dolor,
sentía la ternura del sol
en mis ojos, allá tras espejos
me solté de las manos
de mis padres para vivir
en el olvido, donde el hambre
lacera y la paz se vuelve guerra,
donde aquellos que te ven
te ignoran, eres invisible,
las drogas te hacen sentir
astronauta, donde lo inverosímil
tiene sentido, porque el silencio
te hace escuchar melodías
no escritas, te vuelves libre
en prisión olvidada, aguas
de ríos embravecidas, tornados
destructivos, desiertos y más
desiertos, gritos desesperados
y nadie escucha, lloro
en silencio al llegar el alba,
desando aquellos caminos
que dejé en mi infancia
hasta aquella casa que inspira
compasión, dónde la ternura
y el amor, lo es todo,
abracé a mis padres y sin decir
palabras me tuvieron
en sus brazos y así, dejé de ser
callejero, tras los espejos
escondo mi máscara
de una vida... olvidada.
ALADINO LAVIAS OLVERA -México-
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