jueves, 31 de octubre de 2019

TORMENTA


He visto con mis ojos
como las olas ocultaban
la luz del faro
y he oído con mis oídos
la señal que avisaba
a los barcos del temporal.

Caminé con mis pies
los dos kilómetros que me separaban
del viejo puerto pesquero
para comprobar que todos
los barcos habían atracado
antes de empezar la tormenta.

Conté despacio. Faltaban dos.
Telefoneé a la guardia costera
informándole que había
dos barcos perdidos en el mar.
Subí hacia arriba del faro
para tener una mejor visión.

Las altas olas no dejaban
ver nada. No había
ni rastro de los dos pesqueros
posiblemente se los tragó el mar
antes de que consiguieran
poner proa al puerto.

Con aquellas olas
los frágiles barcos
eran presas fáciles
para el irritado mar
que una vez más pedía
su tributo por cuanto le quitaban.

JOSÉ LUIS RUBIO

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