Llegan más allá de nosotros, altivos, sagaces, furtivos, y vuelven como si no les rabiara suicidarme otra vez, clavando besos a mi alma. Inteligentes, redivivos, habitados por tórtolas y calandrias muertas, nostálgicos, ladinos, como acariciar lo prohibido. Tus pasos fuertes como perder la inocencia, débiles, como ganarle al pecado... la conciencia.
Victor Diaz Goris
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