miércoles, 30 de octubre de 2019

LO TIEMPOS HAN CAMBIADO


Cuando yo era un niño, soñaba con un mundo nuevo; ahora que soy mayor, añoro aquel mundo viejo.
Entonces jugábamos a las chapas, al clavo, al escondite, a tirarnos piedras; respetábamos a los mayores, les cedíamos nuestros asientos en las casas y en el transporte público; cuando nos pasábamos de la raya, recibíamos una bofetada de nuestros padres o del profesor. De día íbamos solos al pueblo, caminando una legua a través de campos sembrados o con ganado, y nos encontrábamos con los guardias que hacían la ronda por los cortijos. Nunca nos pasó nada. Había seguridad.
Ahora no se respeta a nadie ni nadie cede sus asientos a ancian@s y mujeres embarazadas; nadie se atreve a tocar a un niño por mucho daño que haga; no juegan ni se relacionan, solo compiten entre ellos a ser el líder de la banda. Las amistades son virtuales y se vive pegado al móvil sin apreciar la belleza de lo natural. Se apuntan a un bombardeo para protestar y destrozar las ciudades; una minoría impide a los demás trabajar o entrar en las universidades bloqueando las puertas o las carreteras; da miedo salir de noche o expresar públicamente lo que se piensa; la autoridad competente permite el hundimiento de la nación amordazando a las fuerzas del orden por no perder votos en las elecciones. Se confunde Libertad con Anarquía y aunque se gane, no se respetan las mayorías. Vivimos en un régimen de libertades donde es peligroso ser libre.
Ni en el Mayo 68 que conocí en París he visto tanta violencia como durante la pasada semana en Barcelona. Tengo allí familia y amigos andaluces y extremeños que no se atreven ni a ir a comprar el pan.
Yo me bajo de este tren, decepcionado por ver el uso que se le ha dado a mi voto, no pienso perder el tiempo votando de nuevo para enriquecer a quienes solo piensan en sí mismos y en sus partidos, y nos pasan la factura de su desidia a nosotros. Además, votar no va a servir de nada: intuyo que saldrán los mismos de antes y en breve habrá otras elecciones. ¡Pobres generaciones futuras!, como dijo el poeta: «Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios».

JUAN PAN GARCÍA -Puerto de Santa María-

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